El Arcano XIX, El Sol, nos muestra a dos jóvenes semidesnudos bajo un sol radiante, en el cénit, que nos mira directamente a los ojos y que ofrece su luz y calor sin hacer distinciones, recordándonos que el sol sale para todos, alumbra a justos y pecadores. Esta irradiación de vida convierte al sol en un arquetipo de amor incondicional, arquetipo asociado en muchas culturas al Padre universal.
Los dos personajes, que parecen gemelos, muestran una actitud diferente: el de la derecha parece tener una actitud activa, de protección, frente al personaje de la izquierda, que avanza como a tientas, dejándose llevar. En algunos tarots el personaje de la izquierda conserva incluso una especie de rabo, que sin duda representa la preponderancia de su naturaleza animal. Los gemelos representan los dos arquetipos opuestos, solar y lunar, la luz y la sombra, la polaridad esencial. Su actitud amistosa indica una conjunción de los opuestos. El hombre íntegro es aquél que ha integrado su luz y su sombra. Jung en su libro Misterium Conjuntionis habló sobre el tema de la integración de los opuestos, simbolizado esencialmente en la imagen del casamiento alquímico, y en los atributos alquímicos del sol y la luna como opuestos masculino y femenino.
"El encuentro con uno mismo, al principio, es el encuentro con la propia sombra”. “Nuestro trabajo con la sombra consiste en desenmascararla, concientizarla y reconocerla como propia, saber que todos contenemos dos polaridades e integrar esas polaridades”. En resumen, es, en primer lugar, hacer consciente lo inconsciente. Y de ahí que los gemelos confluyan bajo la luz solar, ya que el sol simboliza la luz de la consciencia.
El Hierosgamos
El hierosgamos alude al matrimonio sagrado entre dos entidades que representan polos opuestos de género, resultando de su unión un nuevo ser completo. A nivel cósmico sería la unión de la divinidad en su aspecto masculino y femenino, las bodas del Rey y la Novia del Cantar de los Cantares. Incluso el Nombre Sagrado, el Shem, יהוה, deriva quizá de una andrógina unión entre el masculino Iah, יה, y el femenino Haváh, וה, Eva.
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